Quercus rotundifolia Lam. (Encina, chaparro, carrasca)
Familia Fagaceas
Su nombre El nombre de su género viene del céltico “quer” = bello o “cuez “ =árbol ,lo que significa ‘árbol hermoso’ por la belleza e importancia que se le daba a encinas
y robles. Del griego kercaleos que
equivale a duro, áspero, del latín querquerea que significa gravedad o
solidez por sus cualidades.
Otros creen que su nombre bien de griego choiros (cerdo) por el aprovechamiento
que hacen de él este animal en su alimentación.
Ilex era el nombre con que los romanos nombraban a
este árbol.
Origen Árbol
típico mediterráneo, aunque se piensa que su origen es del Mediterráneo
oriental.
Descripción Árbol con corteza negruzca resquebrajada.
Hojas simples,
correosas (para soportar los rigores del clima sin perder humedad), redondeadas que lo distinguen de la especie Quercus Ilex que las tiene más elípticas
y peludas , con margen a veces espinoso, de color verde oscuro por el haz y
blanquecino por el envés, pierden sus hojas poco a poco renovándolas todas en
cuatro años . Las hojas de la parte exterior del árbol son más gruesas y
pequeñas que las del interior, para resistir mejor la fuerte insolación del
verano, además emplean una estrategia parecida a la de las plantas suculentas y
cactus, teniendo su máxima actividad por la mañana y última hora de la tarde,
cerrando sus estomas en las horas de más calor para evitar la pérdida de
humedad, con lo que nos demuestra su perfecta adaptación al clima mediterráneo.
Las flores nacen en primavera agrupadas en ramillos colgantes (amentos) de
color amarillo-ocre.
Sus frutos que son dulces, están cubiertos por una cúpula en
un tercio de su longitud. Fructifica en otoño e invierno del mismo año de la floración.
Es de lento crecimiento por lo que las encinas presentes en
nuestros campos suelen ser centenarias y pueden durar más de mil años y por ello se merecen nuestra protección y
respeto formando parte principal de nuestra cultura mediterránea.
Con copa redondeada, densa y amplia.
Crece desde el nivel del mar hasta
los 1300-1400 msnm.
Forma las dehesas que configuran el paisaje de buena parte
de la Península y da cobijo a muchísimos animales, por lo que es esencial para
la vida de gran parte de la flora y fauna
española. Es el árbol más representativo de la península.
Mantiene la humedad del suelo evitando la evaporación de los
acuíferos por lo que es muy útil en climas áridos.
Le suelen aparecer agallas en la parte del envés de las
hojas producidas por la avispa Cynips
tinctoria (el nombre de la especie nos indica que se han usado estas
agallas en tintes).
Hoy se encuentran protegidas por ley pero a pesar de ello se
siguen talando impunemente o desaparecen por los temibles fuegos, dejando
terrenos que pasaran a ser desiertos en poco tiempo.
Exigencias Es el
principal componente del bosque mediterráneo. Soporta bien tanto los fríos extremos como las sequias
prolongadas. Puede vivir en cualquier tipo de suelos e incluso en barrancos y
depresiones del terreno.
Admite la compañía de todo tipo de plantas, no presentando
casos de Alelopatías.
Usos Da un buen
combustible y se ha usado para la fabricación de carbón vegetal por los
carboneros, oficio tradicional de los campos españoles y que requerían de una
gran experiencia transmitida de generación en generación. Este carbón era el
principal combustible de los hogares hasta la primera mitad del siglo XX.
Su madera, pesada, dura y compacta se usa para fabricar
herramientas , parquet, carros, arados,
etc., así como en pequeñas obras hidráulicas y en la construcción, como
pilares o vigas, sumergida aguanta muy bien sin podrirse. De su madera
se construyeron los antiguos arados romanos.
Su raíz cocida se usó para teñir de negro los cabellos.
Sus frutos son el alimento ideal de los cerdos para
conseguir jamones de primera calidad denominados “de bellota” para indicarla.
Se ha sacado aceite comestible.
Su corteza por su riqueza en tanino se ha empleado para
curtir pieles
Son muy resistentes tanto a incendios como a talas, creando
suelos que mantienen la estabilidad de los ecosistemas.
Propiedades medicinales Su polen es
responsable de muchas alergias.
Por contener taninos sus frutos son astringentes y ha sido
usado desde la antigüedad por esta propiedad.
Según nos dice el doctor Leclerc: “ Se utilizó contra
hemorroides, hemorragias determinadas por la metritis y los fibromas uterinos, leucorrea,
blenorragia, fisuras del ano y hemorragias”
El mismo doctor Leclerc recomendaba contra la disentería
beber vino de roble (1 onza de
corteza pulverizada, 1 litro de vino
tinto y 10 gramos de ácido clorhídrico).
Para lavar llagas, aliviar irritaciones, sabañones y ulceras
Las bellotas cocidas con grasa de cerdo ablandan las durezas
y sana las llagas malignas
Se creía que las bellotas provocaban la orina.
Sus hojas y bellotas machacadas y cocidas se emplean para
desinfectar heridas.
El doctor Andrés de Laguna nos informa que Dioscórides decía
que comer las bellotas en abundancia “dan dolor de cabeza y engendran
ventosidades, aunque son útiles para las mordeduras de animales que arrojan
venenos”.
Las bellotas cocidas y bebidas con leche se le consideraban
un buen antídoto contra todos los tóxicos .
Su corteza pulverizada se usó para combatir la tuberculosis
pero por causar graves irritaciones en las vías respiratorias y digestivas,
motivado por contener ácido cuercitano, se dejó de emplear.
Aspirando el humo de sus ramas al quemarse alivia resfriados
y jaquecas.
Con sus agallas se prepara la Pomada de la condesa o pomada
virginal ,de la Farmacopea matritense de 1823 (agallas de encina, corteza
de granada, hojas de mirto y nueces de ciprés) usada como astringente externo
por comprimir el esfínter.
Componentes
Contiene acido gálico, comercianticos y elágico.
Su corteza es rica en materias tánicas, pero no se trata de
ácido tánico sino del ácido cuercitano.
El llamado rojo de roble (presente de distintas cantidades
en las especies del genero Quercus) es
una especie de flobafeno, cuercinita, levulina, diversos azúcares, pectinas
etc.
Las bellotas contienen 50% de fécula, varios azúcares, grasa
y tanino.
En las agallas ácidos gálicos y taninos.
Historia Han sido consumidas las bellotas desde la
Prehistoria tanto en la Península como en el norte de África.
Los celtas lo consideraban arboles sagrados y bajo su sombra
celebraban los druidas sus ceremonias religiosas.
Los sacerdotes del templo de Dodona, en el norte de Grecia, hacían
sus oráculos oyendo el ruido del viento en las hojas de las encinas y su
religión se basaban en encinas sagradas.
En la antigua Grecia se castigaba con la muerte la tala injustificada
de una encina.
Los romanos cultivaban en sus jardines diversos tipos del
genero Quercus y los hispanoárabes solían tener en sus jardines encinas.
Hoy se pueden ver en algunos jardines pero debido a su lento
crecimiento a veces son víctimas de agresiones y bandalismo.
En la Biblia es nombrada varias veces como árbol sagrado, así
en el Génesis (XII, 6) “Abrahán atravesó el país de Siquem, hasta la encina de
Moré”. Sobre la encina de Mambré, los tres ángeles anuncian a Abrahán la
destrucción de Sodoma y Gomorra.
El hombre ha ido seleccionando las bellotas más dulces para
sembrarlas y así eliminar las más ásperas y con mayor cantidad de tanino a las que
llamó Quercus ballota Desfontaines.
Según Plinio las bellotas tostadas eran consumidas por los
romanos en Hispania como postre y en épocas de escasez se dejaban secar, se
mondaban y trituraban obteniendo una harina con la que fabricaban pan.
Las bellotas asadas junto a las castañas componía el
alimento base de las poblaciones hasta que la llegada de la patata la
desplazara.
En la hambruna de 1709 en Francia, el pan de bellota
socorrió el hambre de muchas personas y evito un buen número de muertes.
Muchos escritores y poetas españoles como Unamuno o Azorín en su obra La Ruta de Don Quijote, le
han dedicado bellas páginas; Antonio Machado le dedica este poema:
¡Encinares
castellanos
en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de oscura maleza,
encinas, pardas encinas:
humildad y fortaleza!
en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de oscura maleza,
encinas, pardas encinas:
humildad y fortaleza!
Leyendas y tradiciones
Su madera se ha usado en las hogueras de la noche de San Juan,
antiguamente para celebrar del solsticio
de verano (El día más largo y la noche más corta del año).
Para los celtas la encina estaba relacionada con el dios
supremo, incluso algunos acabaron adorando al árbol.
Estuvo consagrada a Júpiter y Cibeles como símbolo de fuerza.
Una leyenda griega cuenta que de una bellota procedente de
la encina oracular de Dodona nació una encina de la que caían hormigas que
transformadas por Zeus en hombres “los mirmidones” conquistaron la isla de
Egina. Estos mismos mirmidones son los que según Homero lucharon en la guerra
de Troya junto a Aquiles, vestían de negro y entraban en combate en una rápida
carrera como sus antecedentes las hormigas.
En la antigüedad casi todos los países de Europa contaban
con algunas encinas sagradas que consideraban habitadas por espíritus ya que
bajo su sombra enterraban a sus santos. Estas creencias fueron combatidas por
las grandes religiones (cristianismo, islamismo y judaísmo). Pero el
cristianismo siguió tomando algunas encinas como lugares sagrados. La virgen de
Fátima se apareció sobre una encina al igual que la virgen de Begoña, patrona
de Bilbao, según la leyenda en el siglo XVII se intentó cortar la encina de la
aparición y la Virgen gritó: “Gegoña” (“quieto ahí”).
En Cataluña, las jóvenes que habitaban en la rivera del rio
Fresser (Gerona) creían que podían convertirse en hadas bebiendo agua de siete
fuentes con la hoja de una encina tocada por un rayo.
En Aragón se quemaba un trozo de tronco poco a poco desde el
día de Nochebuena hasta Reyes y después lo colocaban en la cuadra para que
protegiera a los animales.
En muchos lugares de España las mujeres creían que abrazando
una encina quedaría embarazada.
En la mitología asturiana cuenta que en las encinas habitan
las lavanderas, que lavan sus ropas a la luz de la luna y causa muchas
desgracias a quien tiene la mala suerte de verlas.
En Peñamellera (Asturias) existe una encina en la que se
celebraron aquelarres.
Un antiguo dicho de la península ibérica dice: “Para tener
éxito en los negocios se cogerán en domingo, cinco bellotas, que se quemaran y
las cenizas se colgaran dentro de una bolsa de seda amarilla que se llevará
encima”.
En muchos lugares de España se consideraba su sombra
maléfica por creer que las brujas de reunían allí.
El rey de Navarra García Jiménez en el 722 tuvo una aparición de una cruz sobre
una encina en víspera de una batalla que ganó y por ello fundó la orden de la encina a la que pertenecerían sus caballeros. Y que
es la orden militar más antigua de España.
Hasta hace poco, en Cataluña, en la noche de san Juan,
abrían con hachas un hueco en el tronco de una encina y pasaban por el a un
niño quebrado. La madre lo metía diciendo: “roto te lo doy” y el padre lo recogía
por el otro lado diciendo: “curado te lo quito” Se repetía tres veces, a
continuación se envolvía el agujero con la faja del niño, arcilla y se ataba
con cuerdas, si al cabo de un tiempo la encina seguía viva era señal de que el
niño se curaría.
Localización En
Morón hay algunas encinas en jardines, pero los ejemplares más importantes se
encuentran en Arenales y la Ramira.
El Coripe se encuentra “El
Chaparro de la Vega” declarando por la Junta de Andalucía monumento natural,
con más de 200 años de antigüedad, aunque algunos creen que puede tener 700
años y 30 metros de diámetro de copa, 18 de altura y un perímetro de 5.7 metros.
Utilizado como referente para actividades de Educación Ambiental en toda la
comarca.
En 1994, la televisión andaluza, Canal Sur en el primer programa dedicado a
records regionales, congregó a 1250 personas bajo su sombra y aun quedó sitio.
Junto a él se celebra anualmente la Romería de Fátima en el
mes de mayo.
Se encuentra junto al rio
Guadalporcún y forma parte de la vía verde de la Sierra sur, cercano a
la Reserva Natural del Peñón de Zaframagón.
Los vecinos de Coripe están tan orgullosos de su chaparro
que lo incluyeron en su escudo oficial junto a un caballo, creado en 1983.
Aunque siempre ha sido símbolo de su pueblo
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