Populus alba
L., Populus nigra L.
Álamo blanco, álamo negro y álamo temblón
Familia Salicaceas
Su nombre Su nombre viene del griego “paipallen” que significa agitarse, por
la agitación de sus hojas con el viento, y también del latín “populus” pueblo, por encontrarse
sembrado en sitios públicos y por ser el “árbol del pueblo” y “alba” por su
aspecto blanquecino.
El autor del
género es Tournefort, aunque por razones legales se atribuye a Linneo.
En el lenguaje
de las flores, el chopo significa valentía, el álamo blanco, tiempo, el temblón
lamentación.
Origen centro y sur de Europa, norte de África y Asia
central, se ha encontrado algunos bosques espontáneos en el Himalaya.
Hoy se
encuentra en la zona templada de Sudamérica y en toda la Península Ibérica.
La variedad bolleana es originaria del Turkestán.
Descripción Árboles de hoja caduca, sus raíces se asocian
a micorrizas. Hojas simples, alternas. Flores unisexuales en racimos o amentos
colgantes sin pétalos o sépalos. Es una planta dioica o sea las masculinas y
femeninas en distintas árboles. Su fruto es seco, en capsula, con una sola
cavidad. Sus numerosas semillas son diminutas cubiertas de finos pelos algodonosos
que le facilitan la diseminación por el viento.
Crecen muy rápidamente
Puede
alcanzar los 30 m de altura
Existen
varias especies de álamos siendo las más utilizadas y conocidas el álamo
blanco, el álamo negro y el álamo temblón y cada vez más frecuente el llamado
chopo bolleana
Se hibrida
con otras especies del mismo género
Exigencia
Prefiere las
zonas bajas, pues no aguanta las heladas, suele encontrarse cerca de las vegas
y cursos bajos de los ríos, formando parte de los bosques de ribera o galería,
aunque no soporta los suelos salinos.
La variedad bolleana soporta suelos pobres, arcillosos
o calcáreos.
Hay que
tener cuidado al plantar álamos blancos por la avidez por el agua de sus
raíces, invadiendo y rompiendo conductos de agua y desagües incluso a bastante
distancia. También hay que tener cuidado porque debido a su rápido crecimiento
puede levantar los pavimentos y causar daños en las construcciones.
Usos Se ha usado para fabricación de
pasta de papel y fabricación de tableros y conglomerados. Su madera, homogénea,
ligera, porosa y de fácil secado, es resistente a la abrasión pero poco resistente a la intemperie.
Se usa para
armadura de muebles, sillerías, juguetes, ebanistería y tornería, también en
pavimentos y cerillas por su lenta combustión.
Se ha
fabricado cestos con sus ramas.
Usado como
ornamental en parques, jardines, como cortavientos y restauración de taludes.
Con las
yemas del álamo negro se fabrica un ungüento crecepelos.
La savia del
álamo blanco se utiliza para limpiar las manchas de la piel.
Sus yemas
florales destiladas dan un producto parecido al vino.
Sus ramas se
emplean como ramón para el ganado.
Contiene
aceites esenciales que son utilizados para dar sabor a licores.
Con su
carbón se ha fabricado pólvora.
Las yemas de
álamo negro han servido para fabricar ceras
Su corteza
contiene tanino por lo que se usa como curtiente y para teñir de amarillo.
Su leña y su
carbón no son buenos para dar calor.
Las fibras
de sus semillas se han utilizado para fabricar sombreros
De su
corteza interior molida se ha obtenido
harina, usada como alimento en épocas de escasez para la fabricación de pan.
Propiedades medicinales Su polen produce alergias.
Se cree que
por vía oral para tratar la inflamación intestinal, cistitis, resfriados y
poliartritis; en uso tópico para dolores musculares y articulares así como
cicatrizante.
La cocción
de sus hojas se ha usado para curar las llagas de hospitalización y otras
heridas.
El álamo
blanco se ha usado en afecciones urinarias, ciática, fiebre y trastornos
digestivos.
El álamo
negro se usa para tratar la gota, reumas, dolores de articulaciones, secreción
de ácido úrico, hongos, diurético, antiséptico urinario, balsámico, sudorífico,
vulnerario, hemorroides, fisuras anales y quemaduras.
Analgésico,
antiinflamatorio balsámico, diurético, astringente
Sus hojas
son ricas en vitamina C
Con su
madera se obtiene un carbón ligero usado como antiséptico intestinal.
No presenta
efectos secundarios salvo casos de alergia.
Científicamente
se ha comprobado su utilidad en uso tópico en heridas superficiales,
hemorroides, sabañones y quemaduras solares. Sus brotes son antiinflamatorios,
cicatrizantes y antibacterianos.
Componentes salicilatos, flavonoides, aceite
esencial con alfa y betacariofileno, d-humuleno que es un cariofileno a,
manita, ácido málico y gálico
Una grasa,
acetato de amonio, una sustancia cristalina glucosidica, salicina, populina,
tectocristina, cristina (dioxiflavona y oxi-metoxiflavona)
Historia
Homero
cuenta en la Odisea como en la cueva de la diosa Calipso existía una selva de
chopos y otros árboles. También los encontró Ulises en la región de los
Cimerios.
El romano
Marco Porcio Caton, recomendaba su cultivo por su madera y hojas para forraje
del ganado
El
arquitecto romano Vitruvio lo cita para su uso en las construcciones.
Fueron empleados
como arboles funerarios en casi todos los cementerios.
Su madera
era utilizada en la antigüedad para la talla como una figura de diosa griega del siglo VI
hallada en Acragas.
Dioscórides recomendaba su corteza contra el tenesmo
vesical y la savia de sus hojas para el dolor de oídos.
El médico
inglés Niicolas Culpeper elaboró una pomada de álamo negro que utilizaba como
cicatrizante y antiinflamatorio.
Antes del
descubrimiento del ácido acetilsalicílico en el sauce Salix spp. los médicos europeos como Gerard, habían encontrado
efectos parecidos en la corteza del álamo blanco para tratar la ciática, el
color en los maléolos (tobillos) y la estangurria (infección de vejiga) así
como aliviar las inflamaciones
Teofrasto lo
cita en sus escritos como populus,
algunos creen que este nombre se debe a que se plantó en muchos ciudades de la
antigua Grecia y Roma.
En el siglo
XIX José Bonaparte repobló con álamos muchos
márgenes de ríos y caminos.
Era la única
madera autorizada por el Código Alimentario Español para estar en contacto
directo los alimentos
A la entrada
del Tártaro griego existía un bosque de álamos negros consagrados a Hecate, la
diosa de la muerte, junto a un álamo blanco y uno temblón consagrados a la
diosa de la Regeneración.
Leyendas y tradiciones
En Altea,
Alicante, en la noche de San Juan, los mozos cortan el chopo más alto y lo
llevan a la plaza del pueblo.
Sus troncos
son empleados en muchas fiestas populares de España como cucaña, colocándolo en
el centro de las plazas de los pueblos con un jamón u otro premio para el mozo
que consiga subir.
Por su
blancura, el álamo blanco fue consagrado al auriga que aparece todas las
mañanas con su luminoso carro de fuego en el cielo, Helio (el Sol)
Los álamos
blancos son símbolos de resurrección, en el mito de Faetonte, sus hermanas se
transforman en álamos.
Los álamos
negros se dedicaban al culto de la madre Tierra.
Los
sacrificios que se ofrecían a Zeus, solo se podían quemar en madera de álamo blanco
En la
antigua Grecia estaba dedicado a Apolocomo lo que se demuestra en el mito de la
seducción de Driope por Apolo, antes lo había sido la encina.
Se solía
llevar encima sus yemas y hojas para atraer el dinero.
Se cree que
echando sus ramas en las habitaciones hace que mueran las pulgas.
El álamo
blanco corresponde a la letra E en el antiguo alfabeto druídico Ogham.
Según
Horacio el álamo blanco estaba consagrado a Hércules por su fuerza y se le
invocaba antes de los viajes.
El álamo
negro estaba dedicado a Mors o Hecate, diosa de la magia, hechizos y misterios.
La
explicación del color oscuro del haz de las hojas y blanco del envés es que
Hércules descendió a los infiernos con una corona de hojas de álamo blanco
(otros creen que de mirto) y cuando volvió, las hojas eran de color negro, como
el color del mundo subterráneo, pero las hojas que estaban en contacto con su
piel quedaron blancas.
Las estacas
que clavaban a los vampiros, en Valaquia, eran de álamo.
Algunas
jóvenes utilizaban el álamo blanco para saber quién sería su marido.
Los indios “hidatsa” de Norteamérica, creían en las
virtudes mágicas del álamo e incluso le atribuían inteligencia, por lo que
nunca utilizaban su madera.
El médico
Culpeper creía que secaba la leche de las madres tras el parto.
Los
israelitas celebraban sacrificios y quemaban incienso a la sombra de los chopos
(Os. 4, 13)
El temblequeo
de las hojas del álamo temblón lo consideraban un castigo que Dios impuso a
este árbol por no haberse lamentado cuando la muerte de Cristo.
¡Mira por los chopos
de plata, como trepan al cielo niños
de oro!
Y van mirando al cielo,
Y suben, los ojos en el azul, con
frescos sueños
¡Mira, por los chopos
de plata, como llegan al cielo niños
de oro!
Y el azul de sus bellos
Ojos y el cielo se tocan… ¡Son unos
ojos y cielo!
¡Mira, por los chopos
de plata, como cogen el cielo niños
de oro!
Juan Ramón Jiménez
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